Find food that fits your pet's needs
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Es una situación muy habitual: has sacado a tu perro a pasear, se ha revolcado por el suelo y vuelve tan sucio que, aunque no le gusta mucho el agua, no tienes más remedio que bañarlo. Aquí te ofrecemos algunos consejos para que la experiencia resulte lo más agradable posible, tanto para tu perro como para ti.
- Escoge el lugar más adecuado para bañarlo. Usar la bañera es lo más habitual, pero si tienes un perro muy pequeño, puede resultarte más sencillo hacerlo en el lavabo o en un barreño. Eso sí, si tu perro tiene el pelo largo, vigila que los pelos no atasquen el sumidero.
- Antes de empezar con el baño, peina o cepilla a tu perro. De esta forma eliminarás el pelo muerto y los nudos, que son más difíciles de manejar cuando están mojados. A muchos perros les encanta que les cepillen (de hecho para muchos representa un premio) y les ayuda a relajarse.
- Ponte un delantal o ropa vieja: ¡tienes muchas posibilidades de acabar empapado!
- Coloca una alfombrilla antideslizante en la bañera (sobre todo si tu perro es grande) para evitar resbalones, sobre todo al meterlo y sacarlo.
- Procura que el agua esté templada. A los perros no les gusta el agua fría, pero si está demasiado caliente podrías quemarle.
- La cantidad de agua dependerá del tamaño de tu perro, pero tampoco llenes demasiado la bañera porque podría asustarse. El ruido del agua saliendo por el grifo también puede darle miedo, así que es mejor que llenes la bañera antes de que tu perro entre en el baño.
- Coge a tu perro y mételo con cuidado en la bañera. Es probable que justo después de entrar en contacto con el agua trate de saltar y salirse de la bañera. Intenta tranquilizarlo pero mantente firme y no dejes que se escape.
- Utiliza un recipiente o un vaso de plástico para echarle el agua por encima (también puedes usar la ducha, pero ten en cuenta que a muchos perros les asusta). Debes estar preparado porque es muy probable que una vez mojado intente sacudirse el agua y lo ponga todo perdido (incluyéndote a ti).
- Échate champú en las manos, disuélvelo con un poco de agua templada y distribúyelo por el cuerpo de tu perro. Después comienza a masajearlo, asegurándote de que el champú penetra a través del pelo y llega hasta la piel. Procura tener cuidado para que no le entre agua o champú en los ojos y las orejas.
- Aclara bien con agua templada y asegúrate de que eliminas completamente cualquier resto de jabón.
- Sácalo de la bañera (con cuidado para que ninguno de los dos os resbaléis) y deja que se sacuda el exceso de agua. Luego envuélvelo en una toalla seca y caliente (también puedes usar un secador si a tu perro no le da miedo).
- Dale un premio por haberse portado bien y, una vez esté seco, un cepillado final para que quede perfecto.